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Inmigración

Cuando la sensatez y el sentido común se convierten en políticamente incorrecto... algo no va del todo bien...

 

Está muy bien ser solidario, defender al que menos tiene, apoyar a que los nuevos ciudadanos que quieren participar de nuestra sociedad y modo de vida, lo hagan, etc.

Valores como éstos, no responden a ninguna ideología en concreto. No hace falta ser de izquierdas, derechas, nacionalista o republicano, para entender que ayudar al otro y hacer el bien son valores universales.

Ahora bien:

En menos de 20 años, suponen en 12% de la población de España. A nadie se le escapa que es un cambio en la estructura social muy notable y que necesariamente genera conflicto.

Cierto es que la inmigración ha contribuido al crecimiento económico de España y que a su vez, España le ha dado a ésta, cobijo y trabajo. Los trabajos y las condiciones laborales, son las que son y cuando un inmigrante busca amparo en otra sociedad distinta a la suya, sabe que necesariamente los trabajos que desempeñará serán los que haya disponibles.

Cuando el incremento de la inmigración es exponencial como ha sido en el caso de España, llega un momento que la regulación de la misma ya es cuestión de supervivencia de la propia sociedad. Una vez, estando en la universidad, el catedrático de estructura social comentó: La inmigración para cualquier sociedad es como el azúcar en un café. La necesaria es buena. Pero si le echamos demasiado azúcar, el café deja de ser café para convertirse en algo distinto.

Todo país vigila y defiende su economía, en pos del crecimiento y prosperidad de su sociedad. Esto se antoja una verdad inmutable. Siendo esto cierto, será el propio país quien decide lo que le conviene para conseguir esa prosperidad.

Regular y poner freno a la inmigración, máxime en la actual situación de crisis, debe dejar de ser una cuestión discutible, para ser un hecho consumado.

Salvo que una nación tenga vocación de ONG universal, debe ser egoísta económicamente para poder crecer, y en nuestro caso, para dejar de empobrecernos.

El coste que supone para la seguridad social, subvenciones, prebendas, asistencia, alojamiento, residencias provisionales, etc, ha llegado a ser inasumible, a la par de generarse situaciones incompatibles con la razón. Es por ello que me pregunto:

¿Cómo es posible que un ciudadano español, nacido en España, habiendo cotizado toda su vida en España tenga en ocasiones menos derechos que un inmigrante recién llegado?

¿Cómo es posible que en muchas ocasiones seamos los ciudadanos españoles los que tengamos que acomodarnos a las costumbres de los inmigrantes y no al revés?  

¿Cómo es posible que una madre española no pueda dejar a su hijo en la guardería porque aun habiendo plazas disponibles, éstas estén reservadas para inmigrantes?

¿Cómo es posible que mientras muchos españoles se vean obligados a salir fuera de España a buscar trabajo a los inmigrantes se les otorguen subvenciones?

¿Cómo es posible el nivel de exigencia que acostumbra un inmigrante en la obtención/solicitud de cualquier servicio? …dale leche a un ratón y al día siguiente te pedirá queso.

Podríamos seguir con innumerables preguntas al respecto. Me hago cargo además, que este tipo de preguntas pueden considerarse populistas, pero no por ello dejan de ser ciertas.

Probablemente, desde sectores de la izquierda hasta se podrían tildar de fascistas, lo cual es poco preocupante porque para la izquierda, todo lo que no sea estar en su línea de pensamiento es fascismo.  

Pues para aquellos que estas preguntas les parecerían un exceso, voy más allá.

Defiendo que mientras en igualdad de circunstancias y/o conocimientos, ningún emigrante debería ocupar un empleo que pudiera desempeñar un individuo nacido y habiendo cotizado toda su vida en España. Salvo como comentaba anteriormente, España se quisiera convertir en una especie de ONG universal, esta convicción de quien les escribe, me parece sentido común en estado puro. Lo que de verdad lamento es que esta forma de pensar, se defienda casi en exclusiva por sectores de extrema derecha, seguramente porque el resto de formaciones políticas o corrientes de pensamiento teman ser “políticamente incorrectos”, lo cual, no termino de comprender. Es obvio que actualmente la inmigración está siendo un problema. ¿Porqué no ponerle remedio?

¿No sería más lógico, y tal como lo hicieran otras generaciones de españoles, conseguir solo el contrato de trabajo y de residencia desde el origen del país del inmigrante?

¿Dónde está el problema en permitir la entrada sólo de aquellas personas que la economía española necesite y con previo contrato?

Salvo circunstancias especiales, como pudiera ser solicitud justificada de asilo, maltrato, terrorismo, etc, la regulación de la entrada en España que no acreditara patrimonio alguno de subsistencia, debería ser considerablemente más estricta.

Por otra parte, no voy a cometer la simpleza de identificar inmigración con delincuencia. Sin embargo, invito al lector a se pase por cualquier comisaría, pregunte a cualquier policía o simplemente examine las estadísticas al respecto.

Todos conocemos a algún inmigrante, y lo normal, es que sea gente encantadora. Que un inmigrante trabajador se gane la vida en España, asuma nuestras costumbres y se integre en nuestra sociedad, me parece bien y lo defiendo, siempre y cuando no lesione las opciones de un español.

Pero es que aquí no estamos tratando a nivel particular, sino en lo que se está convirtiendo en un problema de Estado.